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Packaging inteligente para reducir el desperdicio alimentario

15.04.2020
ColorSensing es una startup tecnológica que ha ganado el Premio Emprendimiento 2019 de Fundación Caja de Ingenieros. Un proyecto que une ingeniería, innovación y sostenibilidad. Hablamos con su CEO, María Eugenia Martín Hidalgo.

¿Cómo nace ColorSensing?

ColorSensing es una spin off de la Universidad de Barcelona. Es decir, es una empresa que nace de una tecnología desarrollada en un grupo de investigación, cuyo investigador principal es el Dr. J. Daniel Prades.

Yo me uní al proyecto para encargarme de buscar aplicaciones comerciales para la tecnología y comprobar en qué industria podía encajar mejor. Soy ingeniera electrónica industrial pero también me he formado en gestión empresarial, así que el proyecto me permitía combinar los dos intereses y fundamos la empresa en 2018.

 

Encontrar el encaje, descubrir dónde se puede aportar valor, es lo que diferencia realmente una tecnología de un producto. ¿En qué consiste vuestra tecnología? ¿Y cuáles son las aplicaciones más importantes que habéis detectado?

La tecnología consiste un método de reconocimiento y corrección automática del color. Cuando haces una foto, los colores pueden variar mucho dependiendo de la iluminación y de la cámara. Esta distorsión del color, para hacer fotos para uso personal no es un problema, pero en muchos entornos profesionales sí lo es.

Nosotros hemos desarrollado un algoritmo que diseña patrones de color ad-hoc para cada imagen basados en la tecnología QR. Cuando se escanea el código QR desde cualquier cámara, el algoritmo procesa la imagen y hace una corrección del color fiable. Esta normalización puede ser muy útil por ejemplo en el sector médico, como en telemedicina o en dermatología.

Esta sería una de las aplicaciones detectadas, pero la más importante, donde tenemos el foco actualmente, es en la industria del packaging alimentario. Estamos desarrollando un producto basado en etiquetas inteligentes para ayudar a los fabricantes y distribuidores a mejorar los controles de calidad y seguridad de los productos y reducir desperdicios. 

 

 

Packaging inteligente, ¿cómo lo hacéis?

Hemos ido un paso más allá: si en una etiqueta QR en lugar de ponerle una tinta normal le ponemos una tinta sensible (que cambie de color en función de lo que queremos medir), convertimos la etiqueta en un sensor inteligente de bajo coste.  

En los envases de alimentos frescos solemos encontrar una combinación de gases que se utilizan para alargar la vida útil de producto. Al colocar la etiqueta inteligente en el interior del envase, podemos medir estos gases. ¿Qué problemas resolvemos? Podemos automatizar los controles de calidad que hacen los fabricantes, que actualmente funcionan por muestreo y son destructivos. De este modo sería automático, digital, y permite chequear el 100%.

  1. Además también podemos medir los gases que se producen dentro del envase a medida que el producto se deteriora, con lo cual tenemos un indicador de frescura.
  2. Otra variable que tenemos en desarrollo es la temperatura, con lo que podremos saber si se rompe la cadena de frío en cualquier punto del envío, y esto permitirá a los fabricantes y distribuidores reclamar responsabilidades si sucede.

 

¿En qué fase del proyecto os encontráis? ¿Qué previsión tenéis de negocio?

Estamos en fase de desarrollo de producto. En 2021 tenemos previsto empezar las pruebas piloto de las primeras versiones con fabricantes, y a partir de ahí iremos evolucionando el producto. También tenemos solicitada una patente para parte del desarrollo tecnológico. En el sur de Europa hay muchos productores de alimentos frescos envasados, es un mercado muy interesante donde podemos aportar valor.

 

¿Cuál es el impacto social del proyecto?

Mucho. Cada año se tiran a la basura más de 1.300 millones de toneladas de comida en todo el mundo, lo cual tiene un gran impacto económico y medioambiental. Una parte importante se debe a las fechas de caducidad, que se establecen en el proceso de packaging y que permanecen fijas durante su vida útil. Con el uso de etiquetas inteligentes podemos hacer seguimiento de todos los factores externos que afectan al producto (transporte, almacenaje…) y así asegurar la calidad de los alimentos y evitar su desperdicio al detectar y prever problemas. Todo con un coste muy bajo.

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