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La incertidumbre geopolítica sigue instalada en los mercados

02.10.2019
El conflicto comercial entre Estados Unidos y China continúa marcando el ritmo de los acontecimientos.

A pesar del buen tono de la reunión del G-20, la situación se tensó a posteriori con acusaciones cruzadas en las que ambas potencias alegaron que la contraparte no estaba cumpliendo con lo acordado. Como consecuencia, se inició una escalada arancelaria entre los dos países, junto con una depreciación del yuan, lo que mermó la confianza de los agentes inversores y lastró parte de las rentabilidades conseguidas durante el año. Sin embargo, durante la última semana de agosto, el tono de las declaraciones tanto por parte de Estados Unidos como por parte del gigante asiático volvió a ser constructivo, hecho que dio cierto impulso a las bolsas. En un segundo plano, la designación de B. Johnson como primer ministro del Reino Unido añadió más incertidumbre en el mercado debido a que el nuevo líder del partido conservador no descartó una salida no acordada de la Unión Europea. Por otro lado, las continuas protestas en Hong Kong debilitaron la confianza de los inversores, lo que afectó especialmente al sector de lujo. Por último, la estabilización de la situación política en Italia, donde se evitó concurrir a elecciones, alivió ligeramente el flujo de noticias negativas del periodo.

A nivel macroeconómico, el conjunto de los principales indicadores manufactureros ahondaron en terreno negativo tanto en Europa como en Estados Unidos y China. A colación, la economía de la principal potencia asiática frenaba su crecimiento hasta su ritmo más bajo desde 1992 (6,3 % vs. 6,4 % anterior y 6,3 % estimado). Por otro lado, el Fondo Monetario Internacional revisó a la baja una décima las perspectivas de crecimiento global para los años 2019 (3,2 %) y 2020 (3,5 %) -en consonancia con las rebajas llevadas a cabo por la mayoría de entidades supranacionales-, a la vez que advertía sobre las consecuencias que podrían tener los diferentes factores de riesgo a la baja tales como la guerra comercial o el brexit.

Por lo que respecta a los bancos centrales, la inflación continuó en niveles inferiores al objetivo tanto del Banco Central Europeo como de la Reserva Federal, lo que podría allanar el camino a M. Draghi y J. Powell para efectuar posibles futuras rebajas en los tipos de interés de referencia que apoyen el crecimiento económico. En clave europea, a principios de julio se dio a conocer que Christine Lagarde será la encargada de situarse al frente del BCE a partir del 1 de noviembre. Según lo mostrado a lo largo de sus años al frente del FMI, C. Lagarde presenta un perfil acomodaticio que debería dar continuidad a las políticas de tipo “dovish” llevadas a cabo por parte de su antecesor en el cargo. Por otro lado, el BCE mantuvo sin cambios su política monetaria, aunque sentó las bases para la implementación de nuevos estímulos en su siguiente reunión, programada para septiembre, entre los que se podrían incluir recortes de los tipos de interés de referencia o la reactivación de las compras de activos. Si bien el organismo presidido por M. Draghi admitió que existe una desaceleración con riesgos a la baja, también informó de que el riesgo de recesión es reducido.

A diferencia de su homólogo europeo, la Reserva Federal rebajó un cuarto de punto el precio del dinero por primera vez desde el inicio de la crisis financiera (2008) para situar los tipos de interés de referencia en el rango 2,0 %-2,25 %. En este sentido, el “dot plot” no señaló ninguna bajada de tipos adicional para lo que resta de año, mientras que el mercado descuenta dos o tres más . Por último, el mensaje de J. Powell en su comparecencia en Jackson Hole fue claramente acomodaticio al señalar que los riesgos geopolíticos y macroeconómicos se han acentuado, por lo que se han elevado las probabilidades de rebajas de tipos adicionales en lo que queda de 2019.

Los bonos gubernamentales de referencia han seguido estrechándose durante los meses de julio y agosto, tal y como ha venido sucediendo durante los últimos periodos. En este sentido, el Bund recortó 34 P.B. de su rendimiento para situarlo en -0,70 %. Asimismo, la rentabilidad del Treasury se estrechó en 53 P.B. hasta alcanzar niveles equivalentes a 1,50 %.

Desde una perspectiva microeconómica, la temporada de resultados correspondiente al segundo trimestre de 2019 finalizó con saldo mixto en Europa y ligeramente positivo en EE.UU. Además, merece la pena añadir que el crecimiento tanto de las ventas como de los ingresos por acción se ha ralentizado en comparación con las últimas presentaciones de resultados. Por lo que respecta al Euro Stoxx 600, el crecimiento de los ingresos se situó en el 2,2 %, mientras que el beneficio por acción se contrajo un 1,0 % debido a los malos resultados cosechados por aquellos sectores más expuestos al ciclo tales como petróleo y gas, materiales básicos y servicios al consumidor. Por lo que respecta al S&P 500, el crecimiento de los ingresos fue del 3,6 %, mientras que el beneficio por acción hizo lo propio en un 1,6 %. Por último, cabe destacar el incremento de alertas de resultados que se han producido como consecuencia de la no recuperación de la actividad económica durante el segundo semestre del presente año -al contrario de lo que estimaba el conjunto del mercado-.

El incremento en las tensiones geopolíticas ha lastrado parcialmente a los índices de renta variable, que, sin embargo, acumulan revalorizaciones de doble dígito en su mayoría. Al cierre de agosto, el Euro Stoxx 50 ha avanzado un 14,2 % en el conjunto del año, aun habiendo acumulado una caída del 1,4 % en los dos últimos meses. En España, el IBEX 35 ha subido un 3,2 % a lo largo de 2019, a pesar de haber cedido un 4,2 % durante julio y agosto. El S&P 500 se ha apreciado un 16,7 % YTD ( 0,5 % en los dos últimos meses), mientras que el Dow Jones Industrial Average y el Nasdaq registraron avances del 13,2 % ( 0,7 %) y del 20,1 % ( 0,5 %), respectivamente. Finalmente, el MSCI Emerging Markets se revalorizó un 1,9% en los ocho primeros meses del año, aunque cedió un 6,7 % en los dos últimos meses.

De igual modo, las materias primas ligadas al ciclo económico también han sufrido las consecuencias del incremento de intensidad en la guerra comercial. El Brent cedió un 9,2 % en el acumulado de julio y agosto. Por su parte, el oro continúa poniendo en valor su condición de activo refugio y acumula una apreciación del 29,3 % en lo que va de 2019 gracias a un progresivo incremento en su valoración desde el mes de junio. Finalmente, la paridad euro/dólar cerró el mes de agosto en 1,0982, hecho que muestra una cierta fortaleza del USD con respecto al cierre de diciembre del año pasado (1,148).

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