Recurrentemente, estas compañías se benefician de tendencias seculares de crecimiento entre las que destacan la eficiencia energética, el comercio electrónico, el procesamiento de pagos electrónicos, el envejecimiento de la población o la urbanización en países emergentes, entre otras. La estrategia pasa por evaluar cómo las empresas redistribuyen esos beneficios externamente (medioambiente, comunidad), pero también internamente (empleados, clientes, proveedores, órganos de gobierno, etc.), y para ello las métricas extrafinancieras cobran una importancia vital.

El fondo aplica un proceso de inversión centrado en la selección de negocios que posean ventajas competitivas sostenibles y estables a largo plazo, pero que, a la vez, estén expuestos a fuertes tendencias de crecimiento. Desde un punto de vista cuantitativo, destaca la preferencia sobre empresas que tengan una elevada generación de caja, que obtengan unos retornos sobre los recursos empleados mayores al coste del capital, que tengan un bajo apalancamiento y que cuenten con una solidez de balance cimentada en activos tangibles. Todo ello manteniendo una estricta aproximación sobre las valoraciones de los negocios a largo plazo.

Este proceso incluye la integración de información extrafinanciera, cuyo análisis combina factores cualitativos con métodos cuantitativos para identificar aquellas empresas con mejores prestaciones y valoraciones en materia de sostenibilidad.

Fruto de todo lo anterior, el CI Global ISR cuenta con la máxima calificación de sostenibilidad por Morningstar y atesora el artículo 8 en el nuevo reglamento europeo sobre finanzas sostenibles o SFDR, con lo que se reconoce, así, la calidad en las métricas ASG de las compañías en las que invierte y se constata la excelencia en la gestión de riesgos y controversias propias de cada sector.