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Caja de Ingenieros presenta sus perspectivas económicas y financieras para el primer semestre de 2022

28.01.2022
Los expertos afirman que nos encontramos frente a un año de transición para la pandemia, la economía y las medidas fiscales y monetarias.

Caja de Ingenieros presentó este miércoles su informe sobre perspectivas económicas y financieras globales para el primer semestre de 2022, en un evento online que contó con la asistencia de más de 700 socios y socias de la Entidad.

Joan Cavallé, director general de Caja de Ingenieros, ha lanzado un mensaje de optimismo prudente respecto a las previsiones: “Muchos países de Europa recuperarán los niveles de PIB del año 2019, el nivel de empleo se sitúa en máximos históricos y la posición financiera, tanto de las empresas como de las familias, es sólida. Sin embargo, ahora más que nunca, los procesos disruptivos están adquiriendo mucho protagonismo, y el alza de la inflación, un fenómeno que nadie anticipó, nos desconcierta, puesto que supone una variable clave de la política económica”.

Bas Fransen, director de Mercado de Capitales de Caja de Ingenieros, ha afirmado que nos encontramos ante un año de transición para la pandemia, la economía y las medidas fiscales y monetarias. “Las perspectivas económicas y financieras globales vienen determinadas por un año en el que se espera la continuación de la recuperación económica global, que será desigual por zonas geográficas, con expectativas de normalización de los cuellos de botella en la oferta, y en el que dudas sobre la inflación y sus consecuencias para la política monetaria serán también las protagonistas en el primer semestre del año”, afirma Fransen.

Por su parte, Xavier Fàbregas, director de Caja Ingenieros Gestión, destaca que el nivel actual inflación se ha intensificado en muchos países, alcanzando máximos de los últimos 30-40 años. “La inflación marcará la evolución final de los mercados, especialmente de la bolsa. De esta forma, si la inflación es transitoria o moderada, los mercados tendrán un buen comportamiento, y si finalmente se convierte en estructural, habrá volatilidad”.
"Aunque se prevé una estabilización de los precios a medio plazo, el aumento de precios representa un riesgo para la recuperación de la demanda y pone presión a los bancos centrales que ya han iniciado una normalización de su política", añade Fàbregas.

Por lo que respecta a las economías desarrolladas, la Entidad espera un crecimiento del PIB del 4,5% en función de la evolución de la COVID-19 y del impacto de las medidas fiscales y monetarias. Para las economías emergentes se prevé una fuerte recuperación durante 2022 y una mayor debilidad en los países latinoamericanos, debido a su estructura económica y dificultad en el control de contagio. Además, se contempla la continuación de tensiones inflacionistas a corto plazo por la combinación de una fuerte recuperación de la demanda y determinados shocks de oferta. Desde una perspectiva financiera, en lo que se refiere a la deuda pública, se espera un repunte de los rendimientos limitado por las medidas de los bancos centrales. Esto se debe a la estimación de una recuperación parcial del crecimiento mundial y al fuerte incremento del endeudamiento resultante de las políticas fiscales expansivas.


Hacia una política monetaria y fiscal menos expansiva

La recuperación económica y las tensiones inflacionistas abren el debate sobre el futuro de los impulsos fiscales y monetarios. La recuperación de la economía, la reducción de la tasa de paro y especialmente el alza de la inflación ha obligado a prácticamente a todos los bancos centrales a avanzar el inicio de la normalización de su política monetaria. Varios países han elevado sus tasas de interés y otros han iniciado el inicio de la reducción de su programa de compra de activos. Se prevé una continuación de esta tendencia en 2022 aunque sin ser un paso decisivo hacia políticas restrictivas.

En este sentido, "no hablamos de cambios pronunciados, pero se pasará de una política monetaria ultraexpansiva a una política monetaria más normalizada", ha señalado Bas Fransen.


Evolución hacia una economía más sostenible

La necesidad de reconstrucción económica, con un papel clave para los Estados y los Bancos Centrales, es una oportunidad para impulsar la transición hacia una economía más sostenible, condicionada por la necesidad y la presión social así como por las iniciativas internacionales. En Europa, al menos un 37% de los fondos Next Generation EU se destinarán para la transición hacia una economía sostenible y en EE.UU. Biden se reincorpora a los Acuerdos de París, se compromete a alcanzar emisiones netas cero con límite en 2050, y ha activado su plan de infraestructuras.

Según los expertos de la Entidad, con este impulso se estima que para 2050 con emisiones netas cero, la inversión que debería llevarse a cabo es de alrededor de 56 trillones de dólares, una muy fuerte inversión que llegará a suponer un 2,3% del PIB mundial en 2036 y que potenciará la economía y generará puestos de trabajo.

Consulta aqui el webinar sobre Perspectivas económicas y financieras.

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